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viernes, 10 de febrero de 2012

SPINETTA

 

AHÍ VA EL CAPITÁN BETO...

Si el Abasto tiene a Gardel, Villa Urquiza tiene a Spinetta. Así lo definía un vecino cuando el 'flaco' pasó a ser leyenda. Cuando un artista muere es una obra cerrada pero no terminada, porque su arte trasciende y se amplifica en miles de direcciones. Era un músico que no transó. Pudo haberse quedado con sus éxitos de juventud, pero cada vez se superaba más. Desde aquella “Muchacha ojos de papel” cuando junto a Edelmiro Molinari, Rodolfo García y Emilio del Guercio, formaron Almendra, aquel albúm que tenía en la tapa el dibujo de un hombre con una serie de símbolos que las canciones explicaban. Esta tapa del disco (era en 1969) fue toda una lucha contra la ´disquera´ (la RCA), ya que el mercado exigia- como se usaba- una foto con las caras de los grupos beat que surgían. Aún no se utilizaba el nombre de 'rock nacional' como etiqueta. Almendra junto a Manal y Los Gatos fueron los pilares de toda una generación. Lo que distinguía a su música era esa combinación de poesía, rock, jazz y tango. Por eso Luis Alberto Spinetta fue bautizado 'el Piazzolla del rock'. En ese primer LP aparecía: ´Plegaría para un niño dormido', 'Ana no duerme', 'A estos hombres tristes', 'Laura va'. En un disco simple había aparecido 'Tema de Pototo/ Para saber como es la soledad´. El flaco tenía 19 años cuando había compuesto estos temas. Como Lito Nebbia era hijo de un padre que era cantante de tangos, contemporáneos del polaco Goyeneche.

Después vino la furia del rock pesado cuando creó primero como trío 'Pescado rabioso' ( 'Post crucifixión', 'Blues de Cris', 'Me gusta ese tajo') y luego ese albúm doble ya como cuarteto agregando teclados. Allí estaban David Lebón, Carlos Cutaia y Black Amaya. Como era un músico que no se quedaba estancando y siempre evolucionaba, antes de cerrar el capítulo de ´Pescado´sacó ese albúm fabuloso: 'Artaud' en una especie de homenaje a ese poeta y dramaturgo surrealista francés. Allí está está ese inmenso tema: 'Cantata de los puentes amarillos', con esa frase: “Aunque me fuerzen yo nunca he de decir que todo tiempo pasado fue mejor, mañana es mejor!”. Siempre miró para adelante.
Con 'Invisible' otro de sus grandes tríos, fue una continuación de la fusión entre el rock y el jazz. Allí convocó a dos músicos que habían tocado con Pappo: Pomo (en batería) y Machi (en bajo). Lo que más admiraban los músicos era el sonido, aparte de la calidad de los temas. Como siempre no perdía su poesía. Invitamos a escuchar: 'Elementales leches', ´Suspensión', 'Jugo de lúcuma', 'Estado de coma', 'Durazno sangrando'. Volvió a sumar otro músico para editar 'El jardín de los presentes'. De esa época recuerdo 'El capitan beto' por esa porción metafísica que elevaba en medio de una descripción de un tipo de barrio. Porque ese astronauta que vagaba por el espacio era un colectivero con el banderín de su club favorito y la estampita de un santo en su comando con esa nave hecha en Haedo; y ese anillo que lo cuidaba de los peligros(como un Supermán o un Linterna verde) pero que no lo protegía de la tristeza. Era ciencia ficción con los más profundo del alma humana en unos minutos de una canción.
Dos veces, quien escribe estas líneas, habló con el flaco Spinetta. Una vez antes de subir al escenario en la cancha de Velez y tocar por primera con 'Invisible'. Era la primavera del 74. La segunda fue por Del Viso. Él había alquilado algo por la zona y andaba comprando facturas. Las dos veces demostró una sencillez y amabilidad que lo alejaba de cualquier estrella de rock.

Su interpretación de poetas (Boudelaire, Rimbaud, Borges), místicos (Castañeda) y filósofos (Nietszche, Foucault) eran sus fuentes cuando fuimos entendiendo de como se nutría. Era poco afectivo a eso de mostrarse o de andar ventilando su vida. Por eso fue tan fuerte la tapa que le editó una revista del amarillismo, fotografiándolo sin su consentimiento. Ese periodismo buitre quería mostrar a un Spinetta demacrado, demasiado delgado, justo a él que buscaba el perfil bajo. Ya se sabía que tenía cáncer de pulmón y con más razón se merecía esa privacidad que toda persona tiene derecho a tener. Desde su sentido de humor decía que tenía “puchitis”.
Como a la mayoría de nuestra generación rockera con el flaco también muere parte de nuestra adolescencia. Nos sucedió con otros músicos como Lennon ó Pappo porque hemos crecido escuchando lo que creaban. Este país que siempre busca la antinomia: Troilo ó Piazzolla; Borges ó Cortázar; Charly García ó Spinetta, aún no puede comprender la totalidad de una obra dentro de una cultura que se va superando en sus contradicciones y que ha veces recién se comienza a valorar cuando esa persona no está ya entre nosotros, pero por suerte (o destino) nos deja su arte.

Carlos Liendro
http://comoempezandodenuevo.blogspot.com

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